La devoción y el culto a San Miguel, se remontan al Antiguo Testamento, era él el patrono del Templo, de allí que hoy lo sea de la Iglesia Universal.
La fiesta del 8 de mayo, hace memoria de una de las más famosas apariciones del Santo Arcángel, a quien desde los primeros tiempos, los cristianos han invocado con insistencia.
El rito tridentino celebra dos fiestas en su honor, y pide su intercesión en cuatro oportunidades durante la celebración de la Santa Misa. A estas, se agrega, en las Misas rezadas, una oración especial prescrita y redactada por el Papa León XIII. Sin dudas, que el pueblo fiel conservó entre sus normas de piedad, el invocar al Santo Arcángel, merced a las tantas oportunidades en que la liturgia lo honraba. Después de la reforma del Concilio Vaticano II, el culto a San Miguel se ha ido olvidando.
Es por ello que desde aquí, no dejaremos de insistir y promover esta devoción. Quienes recurrimos a él asiduamente, podemos dar testimonio de haber experimentado su auxilio. No pedir la valiosa intercesión del Defensor de la Iglesia, resulta un verdadero despropósito. Que pena, que tantos sacerdotes olviden instar al pueblo a honrar a San Miguel. En estos tiempos, tan adversos para la Iglesia, él sería un valioso protector contra el maldito, que no deja de hostigar a la Esposa de Cristo. Sería bueno que los martes, al menos, se pidiera la intercesión del Arcángel. La piedad popular ha dedicado ese día de la semana para honrar a los Santos Ángeles.
Para quienes quieran rezar a San Miguel, existen algunas oraciones que pueden ser útiles. La primera y más conocida es el Santae Michael Arcángele, del Papa León XIII, que puede encontrarse en cualquier Misal o devocionario. Otra oración es la que se encuentra en el Ritual Romano, al principio de del rito de exorcismo. También se puede rezar la Coronilla de San Miguel.
Al final de este artículo trascribimos un breve oración en forma de verso, que podrá aprenderse con facilidad y puede ser recitada en cualquier momento y durante las más variadas ocupaciones.
Escribe el Padre Azcárate en su libro La flor de la liturgia: ¨La devoción a los Ángeles, y aún el culto privado a los mismos, son tan antiguos como la Iglesia.
El Arcángel San Miguel, fue el primero y, hasta el siglo IX, casi el único festejado. Mejor dicho sus fiestas eran comunes a todos los Ángeles, como todavía sucede hoy con las existentes. Tal es
el carácter de las dos más celebradas hoy: la del 8 de mayo, que recuerda la aparición en el Monte Gárgano, y la del 29 de septiembre, que festeja la dedicación de una iglesia en la Vía Salaria, en Roma. Esta última es la fiesta clásica del Arcángel y la que celebra la iglesia universal, bajo el rito de primera clase.
Preséntasenos San Miguel, en estas fiestas como el Príncipe de la Milicia celestial, glorioso caballero del Altísimo y Defensor de la Iglesia universal, y como Ángel de la plegaria y de la adoración, que monta la guardia delante del altar y quema allí inciensos y perfumes en áureos turíbulos.¨
Bendito seas Miguel,
que con ardor inaudito
destronaste a Luzbel.
Desde tu alto dosel
protege a la Iglesia santa;
que angustiada a ti levanta,
suplicante su clamor.
Hiere a satán y al error;
que hoy de nuevo se levanta.
Nichán Eduardo Guiridlian Guarino
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