viernes, 3 de junio de 2022

PENTECOSTÉS

 "Siempre que interviene el Espíritu Santo nos deja atónitos", decía el cardenal Van Thuan en los famosos ejercicios espirituales que predicó al Papa y a la Curia Romana en marzo del año 2000. Y sólo quien tiene fe descubre las secretas o clamorosas maravillas de ese Espíritu Santo.

En primer lugar, las maravillas que hace el Espíritu Santo en el cosmos y en la naturaleza. Dicen los Libros Sagrados del Nuevo Testamento que el Espíritu es el Espíritu de la Verdad, del Amor y de la Santidad, de la unidad con la igualdad y fraternidad universales, de la esperanza, de la alegría y de la paz. O sea, que todo eso que buscamos y no encontramos, que los políticos prometen y no dan, que deseamos y con que nos frustramos, es, y nosotros sin enterarnos!, el Espíritu Santo de Dios.

En segundo lugar, las maravillas que hace el Espíritu Santo en la Iglesia. Basta repasar las hojas de la historia de la Iglesia desde sus inicios. La Iglesia, comunión viviente en la fe de los apóstoles que ella transmite, es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo. En las Escrituras que Él ha inspirado, en la Tradición que Él ha conservado y de la cuál los Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales; en el Magisterio de la Iglesia, al que Él asiste; en la Liturgia Sacramental, en cada Sacramento, a través de sus palabras y símbolos, en donde el Espíritu Santo nos pone en comunión con Cristo; en la oración en la cuál Él intercede por nosotros, en los carismas y ministerios mediante los que se edifica la Iglesia; en los signos de la vida apostólica y misionera; en el testimonio de los santos, dónde Él manifiesta su santidad y continúa la obra de la salvación. Está también el Espíritu Santo en todos los concilios que a lo largo de los siglos se han celebrado para explicar, esclarecer y profundizar la doctrina, condenar las herejías y conservar intacta la Fe de la Iglesia. Ahí está el Espíritu Santo asistiendo al Papa cuando habla "ex cathedra" en materia de Fe y Moral, y por eso es verdadero. O cuando le inspira al Papa iniciativas increíbles: como las Jornadas Mundiales de la Juventud a San Juan Pablo II; o los Años Santos o Jubileos Extraordinarios. La Iglesia no es una sociedad como cualquiera, no nace porque los apóstoles hayan convivido por tres años, ni siquiera por su deseo de continuar la obra de Jesús. Lo que hace y constituye como Iglesia a todos aquellos que "estaban juntos en un mismo lugar" (Hch. 2, 1), es que "todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hch. 2, 4).

jueves, 21 de abril de 2022

FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA




"Deseo que la Fiesta de la Misericordia… se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua… El alma que se confiese y reciba la Sagrada Comunión (en estado de gracia en este día) obtendrá el perdón total de los pecados y el castigo. "

(Diario de Santa Faustina , 699)

jueves, 14 de abril de 2022

Viernes Santo



Oh pecador ingrato, 
ante tu Dios maltratado, 
ven a llorar herido,
de contrición aquí.

El manantial divino
de sangre está corriendo.
Ven, pecador, gimiendo.
Ven a lavarte aquí.

 

Jueves Santo

 


Afirma un antiguo dicho popular que hoy es uno de los jueves del año que brillan como el sol o más que él. Ciertamente estamos en una de las mayores fiestas del año litúrgico, en la que celebramos simultáneamente tres acontecimientos de primer orden en la visa de la Iglesia: la institución de la Eucaristía, la institución del sacerdocio ministerial y el día del amor fraterno. Los tres se encuentran estrechamente unidos entre sí y beben de la misma fuente, que es el Corazón Sacerdotal y Eucarístico de Jesús, el cual se dispone a entregarse al Supremo Sacrificio de la Cruz por nuestra Redención.

La institución del Santísimo Sacramento de la Eucaristía en la Última Cena supone un verdadero anticipo de la Pasión, porque el Sacrificio único de Cristo supera el tiempo y el espacio. Cada vez que se celebra la Santa Misa, asistimos a él verdaderamente, así como a su Resurrección y Ascensión.

El Concilio Vaticano II ha definido a la Eucaristía como "fuente y cumbre de toda la vida cristiana" (Lumen gentium, 11), porque ella "contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo en persona, nuestra Pascual y pan vivo, que por su Carne vivificada y que vivifica por el Espíritu Santo"(Presbyterorum ordinis, 5). Por eso, ya explicó San Ireneo de Lyon en el siglo II que la Eucaristía es: "el resumen y la suma de nuestra fe". Es "el Sacramento de nuestra Fe", "el Misterio de la Fe", como dice el sacerdote en la celebración de la Santa Misa.

Según señaló San Juan Pablo II en la encíclica Ecclesia de Eucharistía (2003) que nos legó no mucho antes de su muerte: "La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: « He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt 28, 20); en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única. Desde que, en Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza, ha empezado su peregrinación hacia la patria celeste, este divino Sacramento ha marcado sus días, llenándolos de confiada esperanza."(n.1)

Como dijo Benedicto XVI en su exhortación apostólica postsinodal Sacramentum Caritatis (2007) recogiendo la denominación ofrecida por Santo Tomás de Aquino: "Sacramento de la caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre."

Por este amor infinito de Dios por cada hombre, es lógico que, al celebrar la institución de la Sagrada Eucaristía celebremos también el día del amor fraterno. En la Última Cena, Jesús nos ha dado el gran mandamiento del amor: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado" (Jn. 15, 12.17)

Además, en el lavatorio de los pies, que recordamos en la Celebración del Jueves Santo, Jesús nos ha dado un ejemplo de amor, de humildad y de servicio. El amor fraterno, por tanto, nace del amor de Dios; es la cara de la caridad entre los hombres.

La Caridad es la tercera y la más importante de las tres virtudes teologales, la única que permanecerá en la eternidad y de la que principalmente se nos juzgará; como decía San Juan de la Cruz, "al final de la vida se te examinará en el amor".

"Ahora subsisten la Fe, la Esperanza y la Caridad, esas tres, la mayor de ellas es la Caridad." (1Co. 13, 13). La Caridad no es otra cosa que el amor. El grado supremo del amor, es decir, el amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo y a nosotros mismos por este amor a Dios.

No habría vida eucarística en la tierra sin los sacerdotes. Hoy es también la fiesta de la institución del sacerdocio ministerial, pues Jesucristo lo instituyó en la Última Cena en las personas de los Apóstoles al darles el mandato de hacer eso mismo en memoria suya. El sacerdote participa así del sacerdocio supremo y único de Cristo y debe por tanto, configurarse de lleno con Cristo, hacerse uno con Él, ser "otro Cristo" (alter Christus), como dijera el Papa Pio XI (Ad catolice sacerdotii, n. 30), viviendo como San Pablo "crucificado con Cristo", porque realmente es ya Cristo quien vive en él (Galo. 2, 19 - 20).

Que la Santísima Virgen nos ayude a entrar en los Misterios celebrados el Jueves Santo y a vivir todo el Triduo Pascual con espíritu contemplativo.



P. Jose Wajda o.c.d.

viernes, 11 de marzo de 2022

Refutando el liberalismo - por Fray Guido Casilo O.P.


El artículo - de Gabriel Zanotti

LA LIBERTAD, ESA DESCONOCIDA.

¿Quiere comulgar en la boca o en la mano? Comulgue como quiera y no condene al resto. Y trate el tema con argumentos.

¿Misa tradicional o reformas post-Vaticano II? Que cada obispo, como el Vaticano II establecía, hago lo que le parezca. Pero no condene el resto y discuta el tema con argumentos. No insulte.

¿Quiere que sus hijos tengan educación sexual en su escuela? Mándalos a una que tenga ese programa. ¿No lo quiere? Mándela a otra que no lo tenga. Y deje que cada escuela, estatal o privada, decida sus programas de estudio. Y argumente a favor o en contra. Pero no imponga al resto su visión del mundo. 

¿No quiere una jubilación del Estado? Contrate un seguro privado. ¿Cree que la mejor jubilación es la del Estado? Disfrútela. Pero no impida por la fuerza la primer opción ni imponga por la fuerza la segunda. 

¿Quiere casarse con alguien de su mismo sexo? Hágalo con un contrato privado. ¿Quiere casarse con alguien de sexo distinto? Hágalo también un contrato privado. Pero en ambos casos no llamen al Estado para que los case. Que no haya matrimonio estatal y punto terminado. 

¿Quiere educar a sus hijos en una escuela estatal con valores kirchneristas? Hágalo. ¿Quiere educar a sus hijos en su propia casa? Hágalo. Y en el primer caso, no impida la segunda opción. 

¿Quiere que en el directorio de su empresa haya un 70% de mujeres? Hágalo. ¿Quiere que haya sólo rubios con un zapato negro? Hágalo. ¿Quiere que estén sólo los más capaces? Hágalo. Pero no llame a la fuerza del Estado para cualquiera de sus opciones. 

¿Considera que no hay que comer animales? No lo haga. ¿Cree que la contaminación es terrible? No viaje en avión ni en automóvil. ¿Quiere comer carne? Hágalo. ¿Quiere viajar en automóvil? Hágalo. ¿Cree que la contaminación afecta a terceros? Espere al final de esta entrada. 

¿Hay un virus peligroso y usted quiere encerrarse en su sótano con un traje de astronauta? Hágalo. ¿Hay un virus peligroso y usted quiere salir como siempre? Hágalo. ¿Considera que el virus no es peligroso? Dígalo. ¿Considera que sí, que es terrible? Dígalo. Pero no condene al resto, haga lo que quiera, diga lo que quiera, y discuta con argumentos.

¿Quiere darse la vacuna contra el bicho 19? Désela. ¿No quiere dársela? No se la de. ¿Considera que la vacuna es segura? Argumente. ¿Considera que no? Argumente. Pero haga lo que quiera, diga lo que quiera y no condene al resto.

¿Prefiere la medicina china a la medicina occidental? Ok. ¿Prefiere la segunda? Ok. Pero no imponga por la fuerza ni la una ni la otra. 

¿Considera que el daño a terceros (contaminación incluida) justifica el uso de la fuerza? Considérelo. ¿Sabe que, al respecto, hay una enorme literatura sobre bienes públicos, externalidades y la sociedad libre? Si no lo sabe, léala. ¿No quiere leerla? No la lea. ¿Quere NO leerla y seguirme insultando? Hágalo. Y yo tengo la libertad de no responder a sus insultos. 

Pero no. Policía, corridas, persecuciones, denuncias, arrestos, palos, disparos, violencia. Si no te quedás en tu casa te pongo preso. Si comulgás con la boca te cierro el seminario y te mando a la miércoles....

Violencia.

Pero la libertad….. Nunca.

Gabriel Zanotti.

Artículo en: http://gzanotti.blogspot.com/2022/03/la-libertad-esa-desconocida.html


------------------------------------


La respuesta - Por Fray Guido Casilo O.P.

Querido Gabriel Zanotti:

Yo soy de la idea que el mundo está cómo está por este liberalismo que has descripto brillantemente. Yo estoy convencido que hay un orden natural —un amigo suele decir que se chocó contra él y duele—. Este orden natural me impide —diría el tango de Discépolo— “hacer lo que se me cante la gana”, y me hace condenar lo que hay que condenar, imponer lo que hay que imponer e impedir lo que hay que impedir, incluso por la fuerza. Pero sobre todo creo que hay un Dios a quien hay que amar sobre todas las cosas, adorar y dar reverencia en el Santísimo Sacramento del Altar donde está presente, y por eso creo que la Madre Teresa de Calcuta —que bien conocía los males del mundo y bajezas de los hombres— tenía razón cuando dijo que no hay peor mal en el mundo que la Comunión en la mano.

Para intentar convencerte lo primero que te diré es que el mundo liberal es un mundo sin amor, por eso los liberales no tienen niños. Un padre o una madre no puede ser liberal, el amor se lo impide. Los padres quieren el bien de sus hijos, gracias a Dios aún hay padres que no son liberales y cuando su hijo intenta poner el destornillador en el enchufe, tomar fertilizante o dejar la escuela, se lo impiden incluso por la fuerza. Amar es querer el bien para el prójimo y por lo tanto la verdad. El liberalismo no condena, no impone, no impide y deja hacer lo que se quiera, porque no ama. El mundo liberal es un mundo de individualismo porque cada uno tiene su verdad, es decir, no existe la verdad para él y por lo tanto no existe el verdadero amor en el mundo liberal.

Comprendo que por todo lo sufrido en esta “plan-demia”, el liberalismo se te presente como una tentación a todas esas tiránicas persecuciones que enumeras al final de tu artículo: “Policía, corridas, persecuciones, denuncias, arrestos, palos, disparos, violencia. Si no te quedás en tu casa te pongo preso. Si comulgás con la boca te cierro el seminario y te mando a la miércoles...”. Pero el liberalismo es una solución aparente, una idolatría de la libertad, que calla que fuera de la verdad y el bien no hay libertad sino esclavitud y esclavitud eterna cuando en pos de la libertad se infringen los mandamientos de Dios. Muy largo se haría si me detuviera a decir la renuncia a la verdad que se hace cuando el liberalismo da rienda suelta al libertinaje de la usura, la droga, la sodomía, el aborto, la eutanasia, etc. Pero no puedo dejar de repetir que no es lo mismo comulgar en la mano o en la boca como pretende el liberalismo porque las manos del sacerdote fueron consagradas para tocar sólo ellas el Santísimo Sacramento del Altar como lo enseña toda la Tradición y Santo Tomás de Aquino y lo expresa magistralmente en la Suma Teológica (III, 82, a. 3, c).

En el fondo es muy contradictorio todo lo que decís de no imponer, no impedir, no condenar, faltó que digas: prohibido prohibir. Por un lado decís “no imponga al resto su visión del mundo” y por otro “¿Quiere que haya sólo rubios…? Hágalo”. Creo que a nadie se le oculta en que termina el dejar libremente que alguno quiera que haya sólo rubios. El liberalismo lleva al totalitarismo, es más, en el fondo el liberalismo es un totalitarismo. El liberalismo es el totalitarismo del libertinaje.

León XIII en su magistral Encíclica “Libertas Præstantissimum” en que condena todo liberalismo, comienza haciendo un elogio de la libertad y señala que la Iglesia siempre ha sido la que más grandemente la ha defendido. Quien conozca la historia sin las mentiras de los enemigos de la Iglesia podrá afirmar fehacientemente que más que ningún reino, estado o institución ha defendido y promocionado siempre aquella libertad que reconoce en sus hijos en los cuales “ya no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3, 28). Es importante recalcar que la Iglesia no está en contra de la verdadera libertad sino que es su más ferviente defensora. Pero es necesario no confundir la libertad con el libertinaje, el cultivo de la “libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Rm 8, 21) con el liberalismo.

Las personas tienen la capacidad, con su inteligencia y voluntad, de elegir distintos medios en orden a la consecución de su fin último. Ya que es la consecución del fin último lo que subyace en toda elección de medios que hacemos, es objetivable por la inteligencia si estos medios son ordenados o no a ese fin, y por lo tanto buenos o malos. Se llama libertad a esta facultad cuando efectivamente elige un medio que es un bien en orden a la consecución del fin último ya que no es propiamente libertad la elección de un mal porque esclaviza a la persona. Dice Santo Tomás de Aquino “querer el mal ni es libertad ni parte de la libertad, aunque sea un cierto signo de la libertad” (De veritate, q. 22, a. 6, c).

Los actos humanos no son indiferentes, o pertenecen al bien de una virtud o al mal de algún vacío, y por estos actos se juega la salvación eterna. Cualquiera que reflexione seriamente podría decir cuán ignorantes somos de esta verdad que es incluso de orden natural y no sólo verdad de fe. ¡Cuánto es necesario a toda persona humana ser enseñada! Dios en su bondad y condescendencia vino a nosotros para enseñarnos y conducirnos, es por eso que Cristo afirma: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre sino por Mí”. Cristo es Rey y Soberano de todo, no sólo lo hemos de amar nosotros sobre todas las cosas sino que hemos de procurar que todos estén bajo su “yugo suave y su carga ligera” ya que todos tienen el primer mandamiento inscrito en su naturaleza que así nos lo ordena. Esta Verdad abarca todos los ámbitos de la vida y debe iluminar todo nuestro ser. El liberalismo pretende liberarse de esta Verdad y busca hacerlo en mayor o menor medida según los grados de liberalismo. El liberalismo pretende liberarse de Dios, por eso es pecado, el liberalismo es un eco del grito blasfemo y suicida "Non Serviam" de Satanás.

Fray Guido Casillo O.P.

jueves, 7 de octubre de 2021

Fiesta del Santísimo Rosario





En 1571, los turcos se estaban apoderando de toda Europa y parecía que el Cristianismo iba a ser arrasado. Cuando todo parecía perdido, el Papa San Pío V organizó una cruzada del Rosario. Les pidió a los católicos de todo el mundo que rezaran el Rosario y que le pidieran a Nuestra Señora que los librara del desastre eminente. Cuando llegó el día de la gran batalla, los soldados cristianos fueron a la batalla con la espada en una mano y el Rosario en la otra. El pequeño ejército cristiano, superado en número, derrotó a la grandiosa Armada Turca, salvando así a la cristiandad. Así el 7 de Octubre de 1571 tuvo lugar en Lepanto una de las derrotas militares más grandes de la historia.

En aquel tiempo las noticias tardaban mucho en llegar y Lepanto quedaba muy lejos de Roma. Pero Pío V, que estaba tratando asuntos con unos cardenales, de pronto se asomó a la ventana, miró hacia el cielo, y les dijo emocionado: "Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria". Varios días después llegó desde el lejano Golfo de Lepanto, la noticia del enorme triunfo. El Papa en acción de gracias mandó que cada año se celebre el 7 de octubre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías se colocara esta oración "María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros" .

La fiesta que hoy celebramos, fue instituída pues, para conmemorar la victoria de la armada católica, al mando de Juan de Austria, sobre los turcos, en las aguas de Lepanto. El Papa San Pio V, la atribuyó a la intercesión de Santa María, en su advocación del Rosario. Esta devoción había comenzado a ser muy popular desde el siglo XIV, y habría de alcanzar a la Iglesia de Dios señalados favores.

La Fiesta del Santísimo Rosario, o de Nuestra Señora del Rosario, como es conocida hoy, es sin duda la que "impregna" este mes con esta devoción. Esta idea vendrá a renovarse, a principios del siglo XX, el 13 de octubre de 1917, última de las apariciones de Nuestra Señora del Rosario de Fátima.

León XIII elevó el rito de esta fiesta a segunda clase y prescribió a toda la Iglesia el rezo del Santo Rosario en el mes de octubre. La reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, le asignó la categoría de Fiesta, con el título de Nuestra Señora del Rosario.

martes, 5 de octubre de 2021

PEREGRINACIÓN NUESTRA SEÑORA DEL PILAR





11 DE OCTUBRE DE 2021


15 HS.


LAGUNA DE LOS PADRES


MAR DEL PLATA