jueves, 24 de junio de 2010

Visión sintética de los argumentos expuestos



La Cámara de Diputados de la nación acaba de aprobar un proyecto de ley por el que se equiparan las uniones homosexuales al matrimonio civil. Esto es, se redefine el matrimonio de tal manera que resulta indiferente el que sea llevado a cabo entre personas del mismo o de distinto sexo. Tal decisión es profundamente contraria a la dignidad de la persona humana. En efecto, los seres humanos gozamos de una dignidad que se manifiesta, entre otras cosas, en la realización de ciertos bienes específicos. Entre ellos, uno de los más importantes es el que se lleva a cabo en la unión del varón y la mujer a través de la institución del matrimonio. Por esta unión, el varón y la mujer realizan uno de los ideales interpersonales más altos, es decir, la plena complementariedad a nivel físico, psicológico y espiritual, a la vez que la procreación introducen de modo digno en el mundo a los hijos. Constituidos en unidad por el vínculo matrimonial, no sólo aportan a la sociedad la multiplicación material de sus miembros, sino que están llamados a ser, en la complementariedad de su unión, la verdadera y decisiva fuerza educativa de la prole. En definitiva, la unión familiar establecida a través del legítimo matrimonio entre varón y mujer resulta ser el fundamento mismo de la convivencia civil y la fuente de la vitalidad y salud social.


Ninguno de esos bienes y fines se realiza en la unión homosexual. Sin juzgar las causas y los motivos del comportamiento homosexual, resulta claro que no se da en dicho comportamiento ni la complementariedad, ni la apertura a la procreación de modo digno y humano, ni la capacidad educativa basada en la acción combinada de las potencialidades masculina y femenina. Por lo tanto, sancionar por ley una equiparación de la unión homosexual al matrimonio civil entre varón y mujer es claramente injusto y discriminatorio, dado que pretende la equiparación jurídica entre una opción que en sí misma no realiza ningún aporte a la sociedad y una institución socialmente justa y beneficiosa como el matrimonio.

Por otra parte, los derechos de las personas homosexuales, en tanto que personas individuales, quedan debidamente asegurados por las leyes, sin necesidad de generar un instituto legal como el que se pretende.

Finalmente, de todo lo expresado resulta claro que la oposición a la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio no se da por motivos partidistas o religiosos, sino por razones de índole antropológica, basadas en la dignidad de la persona humana, habida cuenta de todos sus constitutivos esenciales y su proyección hacia una plena realización individual e interpersonal.

Padre Dr. Amadeo Tonello

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