Por: ELMER ANCONA
La Iglesia Católica no sólo ha criticado, sino condenado a sus fieles por pertenecer a asociaciones filosóficas o políticas que se declaran ateas o que puedan poner en peligro la fe.
En el Código de Derecho Canónico de 1917 se excomulgó a los católicos que dieran su nombre a la masonería.
El papa Clemente XII, en la encíclica “In eminenti”, condenó con severidad a la masonería; más tarde, el papa León XIII, en su encíclica “Humanum genus”, la calificó como una organización secreta, enemigo astuto y calculador, negadora de los principios fundamentales de la doctrina de la Iglesia.
“Los que dan su nombre a la secta masónica, o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica”, estableció en el canon 2335 del Código de Derecho Canónico de 1917.
El Código de Derecho Canónico promulgado por el Papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, en su canon 1374, señala:
“Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho”.
Como en esta nueva redacción no se mencionó expresamente a la masonería como una asociación que conspire contra la Iglesia, y previendo posibles confusiones, el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmó posteriormente unas declaraciones.
Señaló que el criterio de la Iglesia no ha variado en absoluto respecto a las anteriores declaraciones; indica que los principios de la masonería siguen siendo incompatibles con la doctrina de la Iglesia, y que los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión.
Un acercamiento…
El clima de acercamiento entre católicos y masones fue abordado por la Conferencia Episcopal Alemana, en 1980; durante las décadas de los 70 y 80 se habían mantenido numerosos coloquios oficiales entre católicos y masones.
La Iglesia Católica examinó los rituales masónicos de los tres primeros grados y los obispos católicos concluyeron que había oposiciones fundamentales e insuperables entre ambas instituciones.
“La masonería no ha cambiado en su esencia. La pertenencia a la masonería cuestiona los fundamentos de la existencia cristiana (…) Las principales razones: la cosmología o visión del mundo de los masones no es unitaria, sino relativa, subjetiva, y no se puede armonizar con la fe cristiana.
“El concepto de verdad es relativista, negando la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad, lo que no es compatible con el concepto católico; también el concepto de religión es relativista y no coincide con la convicción fundamental del cristianismo, con el concepto de Dios.
“Ese simbolismo a través del Gran Arquitecto del Universo es de tipo deístico y no hay ningún conocimiento objetivo de Dios en el sentido del concepto personal del Dios del teísmo, y está transido de relativismo, lo cual mina los fundamentos de la concepción de Dios de los católicos”, expusieron los obispos alemanes.
En el Código de Derecho Canónico de 1917 se excomulgó a los católicos que dieran su nombre a la masonería.
El papa Clemente XII, en la encíclica “In eminenti”, condenó con severidad a la masonería; más tarde, el papa León XIII, en su encíclica “Humanum genus”, la calificó como una organización secreta, enemigo astuto y calculador, negadora de los principios fundamentales de la doctrina de la Iglesia.
“Los que dan su nombre a la secta masónica, o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica”, estableció en el canon 2335 del Código de Derecho Canónico de 1917.
El Código de Derecho Canónico promulgado por el Papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, en su canon 1374, señala:
“Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho”.
Como en esta nueva redacción no se mencionó expresamente a la masonería como una asociación que conspire contra la Iglesia, y previendo posibles confusiones, el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmó posteriormente unas declaraciones.
Señaló que el criterio de la Iglesia no ha variado en absoluto respecto a las anteriores declaraciones; indica que los principios de la masonería siguen siendo incompatibles con la doctrina de la Iglesia, y que los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión.
Un acercamiento…
El clima de acercamiento entre católicos y masones fue abordado por la Conferencia Episcopal Alemana, en 1980; durante las décadas de los 70 y 80 se habían mantenido numerosos coloquios oficiales entre católicos y masones.
La Iglesia Católica examinó los rituales masónicos de los tres primeros grados y los obispos católicos concluyeron que había oposiciones fundamentales e insuperables entre ambas instituciones.
“La masonería no ha cambiado en su esencia. La pertenencia a la masonería cuestiona los fundamentos de la existencia cristiana (…) Las principales razones: la cosmología o visión del mundo de los masones no es unitaria, sino relativa, subjetiva, y no se puede armonizar con la fe cristiana.
“El concepto de verdad es relativista, negando la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad, lo que no es compatible con el concepto católico; también el concepto de religión es relativista y no coincide con la convicción fundamental del cristianismo, con el concepto de Dios.
“Ese simbolismo a través del Gran Arquitecto del Universo es de tipo deístico y no hay ningún conocimiento objetivo de Dios en el sentido del concepto personal del Dios del teísmo, y está transido de relativismo, lo cual mina los fundamentos de la concepción de Dios de los católicos”, expusieron los obispos alemanes.
Artículo publicado en "Luces del Siglo"
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