domingo, 5 de julio de 2020

Explicación de la Santa Misa


No hay obra más excelente y divina que la Santa Misa; pues la substancia y valor es el mismo sacrificio que Jesucristo ofreció al Eterno Padre en la cruz por nuestra Redención. Una sola Misa da más gloria a Dios que la que le dan todos los Ángeles y Santos y es de mayor precio y eficacia que todos los méritos de los Apóstoles, Mártires, Confesores y hasta de María Santísima.

Procura pues, cristiano, asistir todos los días, si puedes, a la Misa. Al menos, nunca faltes en día de precepto, asistiendo siempre a ella con gran atención y respeto. Abominable cosa sería participar de ella con ropas indecentes, estar medio recostado en los bancos, o con una postura irreverente, mirar a todas partes, hablar, reír o renovar irreverencias los insultos que los judíos y soldados romanos hacían a Jesús en su dolorosa Pasión.


Misterios que se representan en la Misa


El sacerdote revestido con los ornamentos sagrados representa a Jesucristo en su dolorosa Pasión.¿Ves aquel lienzo que pone en su cabeza? Es el Amito, y significa el sucio velo con que los soldados vendaron a Jesús los ojos, dándole bofetadas y diciéndole: Adivina ¿quién te dio?

El Alba significa la vestidura blanca que por escarnio le mandó poner Herodes, tratándole como loco: ¡ay!¡era la Majestad y Sabiduría infinita!

El Cíngulo es figura de la soga con que le ataron cuando le prendieron en el huerto de Getsemaní.

El Manipulo representa la cuerda con que le ataron a la columna para azotarlo.

La Estola significa la soga que le pusieron en el cuello cuando fue con la cruz a cuestas, como un facineroso, conducido al Calvario.

La Casulla recuerda la púrpura que por escarnio le pusieron los soldados al coronarlo de espinas.

En el Cáliz puedes considerar el sepulcro y en los Corporales el sudario con que amortajaron su Cuerpo santísimo.

Aviva la fe, cristiano: ya comienza el gran Sacrificio, compendio de todas las maravillas, y fuente de todas las bendiciones y gracias del Altísimo.

Di pues, con el sacerdote: En el nombre del Padre...
                        

Este Altar significa el monte Calvario, donde expiró tu divino Redentor. El Sacerdote ya no es un hombre, sino el mismo Jesucristo, que va ofrecerse al Eterno Padre por tu redención...

¡Ay!¡Qué dicha tan grande la nuestra! Ahora en unión con el Sacerdote, vamos a ofrecer a Dios la víctima pura, santa e inmaculada. Ahora podemos liquidar todas nuestras deudas, y recibir todas cuantas gracias necesitamos...¡Quién me diera, oh Jesús mío, el fervor con que los Santos asistían a este Sacrificio! Al menos, Señor, no quiero distraerme voluntariamente; sino unir mi intención con todo cuanto diga y haga tu Ministro.

El Introito significa los vivos deseos con que los santos Padres suspiraban por la venida del Mesías, que los había de librar de las sombras y tinieblas de la muerte...¿Y cuándo, Señor, libraréis mi alma de la ignominiosa esclavitud del vicio?

Los Kyries, que quieren decir, Señor, ten misericordia de nosotros, se dicen en alabanza de la Santísima Trinidad, tres en honor de cada Persona...¡Y cómo no esperaré misericordia! El Padre me creó, el Hijo me redimió, el Espíritu Santo me santificó.


En el Gloria in excelsis medita la alegría de los Ángeles y Pastores al nacimiento de Cristo.¡Oh, y cuánto te ama Dios, que se ha hecho niño, y está tiritando de frío por ti! Adórale, pues, en espíritu con todo fervor.

Al volverse el sacerdote de cara al pueblo, diciendo: Dominus vobiscum, acuérdate de la caridad inmensa con que Jesús hablaba de sus discípulos, acogía y perdonaba a los pecadores.

Las Colectas u oraciones que dice el Sacerdote, significan las muchas veces que Jesús oró por nosotros en el decurso de su vida...Ahora también ruega por ti el Sacerdote en nombre de toda la Iglesia. ¿Y qué no alcanzará pidiendo en nombre de tal Esposa, y por los méritos infinitos de sus Esposo y mediador Jesucristo?

La Epístola denota la predicación de los Profetas y especialmente de San Juan Bautista. No envidies la suerte del pueblo escogido. Hablándote está Dios también ahora por esas admirables epístolas, dictadas por el Espíritu Santo, y por las exhortaciones de sus Ministros; escúchalas con atención y docilidad, si quieres ser del número de los predestinados.


En el Gradual considera la penitencia que hacían en el desierto los que recibían el bautismo de San Juan, y en el Aleluya la alegría que experimenta el alma, después de recobrada la gracia...¿Y hasta cuándo estará la tuya privada de tanta felicidad?

El Evangelio significa la predicación de Jesucristo. Nos ponemos en pie, en testimonio de que estamos dispuestos a dar la propia sangre y vida en confirmación de la verdad de su doctrina. Nos persignamos con el Sacerdote, en señal de que no sólo queremos creerla interiormente sino también confesarla de palabra y practicarla con las obras. Pero¡ay¡cuántas veces te avergüenzas todavía de no profesar las máximas del santo Evangelio!


El Credo es un resumen de todo cuanto debe creer el cristiano. Se arrodilla el pueblo con el Sacerdote al decir Incarnatus est, adorando a Dios anonadado en las purísimas entrañas de María Santísima.¿Y no será justo que yo, polvo y ceniza, abata mi orgullo, creyendo todo cuanto la fe me propone, y sujetándome a todo cuanto me manda Dios por medio de sus ministros y vicarios de la tierra?

Al Ofertorio da gracias al Verbo Divino por la prontísima voluntad con que se ofreció a padecer y morir por nuestro amor... ¡Quién me dijera, oh buen Jesús, que así como el pan y el vino que ahora te ofrece el Sacerdote, se convertirán en tu Cuerpo y Sangre preciosísima, así también mi alma se transformase en Vos!



Las gotas de aguas que el Sacerdote echa en el Cáliz significan el agua misteriosa que manó del costado de Jesús, cuando, después de muerto, se lo abrió el soldado con una lanzada.

Al Orate fratres, acuérdate del aviso que dio Jesús a los Apóstoles en el huerto, encargándoles que velasen y orasen, para no entrar en la tentación.

¿Y si hubieras tú recaído tan fácilmente en el pecado, si hubieses seguido tan importante consejo? Ya me enmendaré, Señor, con tu Gracia Divina. Ya seré más fervoroso en la oración, y más fiel en huir de las ocasiones de pecar.

El Prefacio y Sanctus significan la entrada de Cristo en Jerusalem, y la alegría con que el pueblo lo salió a recibir con ramos de palma y olivo. Elévate en espíritu hasta el trono de la divinidad, escucha los cánticos que entonan los querubines y serafines, y en reparación de las blasfemias, que tantos hombres ingratos profieren contra Dios, di tres veces con los espíritus celestiales:
¡ Santo, Santo, Santo, es el Señor, Dios de los ejércitos! Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.
   

¿Ves al sacerdote que en el Memento, junta las manos, inclina la cabeza, con los ojos bajos y la boca cerrada? Así, estaba Jesús en su Pasión: inclinó la cabeza al recibir la soga que le pusieron en el cuello. Juntó las manos, dejándoselas atar. Bajó sus divinos ojos y cerró la boca, sin disculparse. Guardaba tal silencio que el mismo juez Pílanos quedó asombrado de tanta paciencia...¡Señor, tanto sufriste por mí, y que yo nada sepa sufrir por vos!
             
Las elevaciones de la Hostia y el Cáliz consagrados, significan cuando Cristo fue levantado en la Cruz...Ya ha llegado el momento dichoso: ya va ofrecerse el tremendo Sacrificio. Ya el Hijo de Dios baja del Cielo al altar santo.


No dejes pasar esta ocasión tan preciosa, presenta a Cristo tus faltas y miserias. Habla con él, con la misma confianza que si hablases con el Padre amoroso. Pídele las gracias que necesitas tú, tus hijos, parientes y amigos. Ruega por el Papa, por las necesidades de la Iglesia y de tu país. Reza por los sacerdotes, por la conversión de los pecadores y hasta por tus mismos enemigos.


Al Nobis quoque pecatorius,  el sacerdote eleva la voz y se da un golpe en el pecho, para recordar el arrepentimiento del centurión y otros, al ver expirar a nuestro Salvador, reconociéndolo por Hijo de Dios verdadero...¿Y tú, que también lo reconoces por tal, renovarás su pasión y muerte con nuevos pecados?

Las siete peticiones que encierra el Pater noster, recuerdan las siete palabras que dijo Jesucristo en la cruz, en aquellas tres horas que duró la cruel agonía, que padeció por nuestro amor.
He aquí esas memorables palabras:
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
He ahí a tu Madre...Mujer, he ahí a tu Hijo.
Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?
Tengo sed.
Todo está cumplido.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Al partir la Hostia, piensa como el alma de Cristo, separada del cuerpo, bajó al seno de Abraham a liberar a las almas de los santos padres; quedándose la divinidad unida con el alma y cuerpo, como ahora está Cristo presente en las tres partes en que se divide la Hostia.

El Pax Domini y Agnus Dei, significan las apariciones de Jesucristo resucitado a sus discípulos, dándoles la paz...¡Dulce Jesús! Danos también a nosotros esa paz que sobrepasa todas las delicias de la tierra.

Con la Comunión del Sacerdote,  se consuma el Sacrificio de la Misa, que no es otro, que el mismo Sacrificio Redentor de la Cruz.

Al volver el misal puedes considerar la admirable conversión de tantos judíos y gentiles, que pasaron, como tú, de las tinieblas de la muerte a la sagrada luz del Evangelio...¿Y cómo te pagaré Señor, tan gran beneficio?¿Qué méritos viste en mí para darme tan inestimable favor?

Las últimas oraciones que dice el sacerdote representan las que Jesús dirige al eterno Padre, intercediendo por nosotros. No nos ha abandonado nuestro amabilísimo Redentor. Él está intercediendo continuamente por nosotros ante su Padre. ¡Si pudiéramos desear nuestra salvación como Él la desea!

Ite, missa est, escuchamos. Ya hemos asistido al Santo Sacrificio de la Misa. Y el Hijo de Dios se ha   de nuevo por nuestra redención. Como lo hizo con los apóstoles antes de su Ascensión,  Cristo nos bendice, por las manos del sacerdote.Recibamos esa bendición de rodillas, pidiendo se extienda a nuestras familias.

Antes de salir de la Iglesia, digamos a Jesús Sacramentado: "Me voy a cumplir con mis obligaciones, pero aquí te dejo mi corazón."


Tomado y adaptado de "Ancora de Salvación" - R.P. José Mach, s.j. - Editorial Argentina de Misales - 1952

No hay comentarios: