domingo, 30 de marzo de 2014

Los ornamentos de la Misa



Los ministros ordenados de la Iglesia Católica tienen especiales ornamentos, cuando realizan las ceremonias litúrgicas. Dichas vestiduras tienen una profunda significación, si se tiene en cuenta el sentido de las oraciones que el sacerdote y los ministros dicen al revestirse de ellas. Tienen una marcada relación con la Pasión de Nuestro Señor.

El amito es un velo blanco que el sacerdote pasa sobre la cabeza y con el que cubre los hombros. Significa el escudo de salvación; esto es, la confianza en Jesucristo, y nos recuerda el paño con que los soldados cubrieron los ojos del Salvador, para insultarlo. El amito nos recuerda que debemos siempre tener pensamientos puros, combatiendo sobretodo aquellos que nos vienen contra la castidad. Nos recuerda también la modestia de las palabras y el cuidado que debemos tener de no conversar inútilmente en la iglesia.

El alba es una túnica blanca, larga y que desciende hasta los pies del sacerdote. Remite a la túnica blanca con la cual Herodes mandó vestir a Cristo, para decir que era loco. El alba nos recuerda que seremos tildados de locos por el mundo si fuéremos fieles a Nuestro Señor, siguiéndole los pasos y renunciando a las ilusiones de este mundo para alcanzar nuestra recompensa en el Cielo. El hecho de descender el alba hasta los pies significa que debemos perseverar en las buenas obras. Es el símbolo de la pureza que el padre debe tener al rezar la Santa Misa y que los fieles también deben tener al asistir a ella.

El cíngulo es una cuerda con la cual el sacerdote ciñe el alba a la altura de la cintura. Nos remite a los azotes de la flagelación de Nuestro Señor, bien como la cuerda con la cual amarraron a Nuestro Señor para arrastrarlo. Nos recuerda las virtudes de la fortaleza y de la castidad.


El manipulo es un paño que el sacerdote trae en el brazo izquierdo. Su origen está en el hecho de que los filósofos griegos llevaban en el brazo un paño para secar el sudor del rostro cuándo enseñaban en las plazas; bien como en el hecho de que los trabajadores también llevaban un paño en el brazo para secar el sudor del rostro cuando trabajaban. Nos remite a las cuerdas con que ataron las manos de Nuestro Señor. Nos recuerda la autoridad que el sacerdote tiene para predicar la verdad, bien como que debemos trabajar para conseguir el Cielo, haciendo buenas obras. Es un deber del sacerdote no temer ni los sufrimientos ni el trabajo.

La estola es un ornamento que el sacerdote trae en torno del cuello y que cruza sobre el pecho. Nos remite a la Cruz que Nuestro Señor cargó. Ella es el símbolo de la dignidad y del poder del sacerdote, y nos recuerda el respeto que debemos tener para con los padres. El hecho de estar cruzada la estola en el pecho del sacerdote significa también el cambio que los judíos y gentiles hicieron en la crucifixión de Jesucristo, pasando los judíos de la mano derecha a la izquierda y los gentiles de la mano izquierda a la derecha de Dios.

La casulla es un manto abierto de los lados y que el sacerdote pone por cima de todos los otros paramentos. Ornamento de nobleza, es la vestidura real del sacerdote y nos remite al paño rojo con el cual los soldados romanos vistieron a Nuestro Señor, para burlarse (Jn. 19, 1-3). Nos recuerda a virtud de la caridad, que debe animar las nuestras obras y oraciones. Nos recuerda también el yugo de la Cruz de Cristo que asumimos en el Bautismo. Es por eso que generalmente se diseña una cruz atrás de la casulla y por delante la columna de la flagelación.

El sacerdote lleva en sus manos el caliz y la patena, cubiertos con el cubrecaliz, sobre el cual se coloca la bolsa de los corporales.

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