sábado, 29 de septiembre de 2012

Carta del Papa a la FSSPX - según Mons. Tissier de Mallerais



Uno de los cuatro obispos de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Mons. Tissier de Mallerais, durante una conferencia pronunciada en Francia los pasados días, en la cual se expresó con términos particularmente duros y absolutamente inaceptables para con la Santa Sede y el Santo Padre, ha revelado que, antes del Capítulo General celebrado en julio, el Papa Benedicto XVI escribió una carta de su puño y letra a Mons. Fellay, superior de la Fraternidad, en la cual afirmó la necesidad de que la FSSPX acepte el magisterio del Concilio Vaticano II y el sucesivo para poder volver a la comunión plena con la Santa Sede. Presentamos nuestra traducción de un artículo publicado en Vatican Insider.

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El 30 de junio pasado, a pocos días del comienzo del capítulo general de la Fraternidad San Pío X, Benedicto XVI escribió una carta al superior lefebvrista, el obispo Bernard Fellay. La existencia de la carta ha sido revelada por monseñor Bernard Tissier de Mallerais, uno de los cuatro obispos de la Fraternidad, cuyas posiciones contrarias al acuerdo con Roma son conocidas, en el curso de una conferencia dada el 16 de septiembre en Francia, en el Priorato de San Luis María Grignon de Monfort.

Esto es lo que ha dicho el prelado: “El 30 de junio de 2012 – es un secreto que os revelo, pero que será hecho público -, el Papa ha escrito de su puño y letra una carta a nuestro superior general, monseñor Fellay: «Le confirmo efectivamente que, para ser realmente reintegrados en la Iglesia, es necesario ciertamente aceptar el concilio Vaticano II y el magisterio post-conciliar».

“Se trata propiamente – ha comentado Tissier de Mallerais – de un punto de ruptura, ya que para nosotros no es aceptable, y no podemos firmar algo así. Se pueden hacer precisiones, porque el Concilio es tan amplio que pueden encontrarse cosas buenas, pero no es esto lo esencial del Concilio”.

El obispo lefebvriano, durante la conferencia, ha pronunciado palabras muy duras: “No se pueden ceder las armas en plena batalla, no buscaremos el armisticio mientras la guerra prosigue: con Asís 3 o 4 el año pasado; con la beatificación de un falso beato, el Papa Juan Pablo II. Una cosa falsa, una falsa beatificación. Y con la exigencia, recordada continuamente por Benedicto XVI, de aceptar el Concilio y las reformas del magisterio post-conciliar”.

Tissier de Mallerais ha dicho también que “la colegialidad, que destruye el poder del Papa, que no se atreve ya a resistir a las conferencias episcopales”, destruye “el poder de los obispos, que no se atreven ya a resistir a los consejos episcopales”. Ha agregado que el ecumenismo “hace respetar los valores de salvación de las falsas religiones y del protestantismo, de las cosas falsas”, mientras la libertad religiosa “deja con gusto construir libremente mezquitas en nuestros países”.

“Evidentemente – agregó el obispo lefebvrista – nosotros no podemos firmar esto. Sobre este punto no hay acuerdo y no habrá acuerdo”. Y a pesar de las insistencias de la “Roma modernista”, Tissier asegura: “Personalmente, no firmaré cosas así, es claro. Nunca aceptaré decir que la nueva Misa es legítima o lícita, yo diré que ella es a menudo inválida, como decía monseñor Lefebvre. Nunca aceptaré decir: «el Concilio, si se lo interpreta bien, tal vez se lo podría hacer corresponder con la Tradición, se podría encontrar un significado aceptable»”.

Después de haber definido “mentiroso” el texto del preámbulo doctrinal sometido el 12 de junio por el cardenal William Levada a Fellay, el obispo lefebvrista ha dicho que el capítulo general de la Fraternidad, reunido el pasado mes de julio, ha tomado “decisiones muy dulces, suaves”, para “presentar a Roma obstáculos tales que Roma no se atreva ya a importunarnos”, poniendo “condiciones prácticamente irrealizables para impedir que nos hagan nuevas propuestas. Pero el demonio es maligno, y yo pienso que ellos volverán al ataque y yo me preparo delicadamente también a defendernos, y la Fraternidad se defenderá”.

Fuente: La Buhardilla de Jerónimo

domingo, 2 de septiembre de 2012

¿ Una voluntad hostil a Benedicto XVI ?




Publicado en el blog Sacro & Profano


Benedicto XVI es un Papa que gobierna. Sigue de cerca los problemas y aplica soluciones concretas según su nada despreciable experiencia en el comando concreto de la Iglesia universal. Algo que puede gustar o no, pero que está por demás acreditado. Ejemplos sobran, como demostramos hace apenas unos días este espacio. ¿Por qué entonces existe y se difunde públicamente una idea totalmente opuesta? ¿De dónde surge la percepción de un pontífice solo, enfermo e incapaz? ¿Es errado pensar en una voluntad hostil, más o menos articulada, al obispo de Roma?


Corría el mes de enero de 2009. Eran todavía tiempos relativamente serenos e insospechados en el ministerio apostólico de Joseph Ratzinger. Nada (o casi nada) podía presagiar el terrible escándalo que, exactamente tres años después, se abatiría sobre la Santa Sede con la publicación de las primeras cartas confidenciales de una larga serie y que darían inicio al escándalo del “vatileaks”.


En esas semanas comenzó a circular en la Curia Romana un dossier inquietante. De escritorio en escritorio se fue propagando un informe que, a la postre, sería realmente profético… aunque en sentido negativo. Un texto que intentaba responder a la misma pregunta aquí planteada: ¿Existe realmente una oposición al Papa en El Vaticano? Escrito originalmente en francés y publicado en la revista “L’Homme Nouveau”, presentamos ahoraen exclusiva y en español una primera parte de este expediente. Es importante encuadrar el artículo en su época histórica y los elementos a disposición en su momento; aún así es sumamente útil para comprender la magnitud de aquello que está en juego hoy en el centro de la cristiandad.



¿EXISTE UNA OPOSICIÓN ROMANA AL PAPA?
L’Homme Nouveau. No. 1437 del 17 de enero de 2009
Por el Padre Claude Barthe


Regularmente, llegan preguntas a las oficinas de L’Homme Nouveau. ¿Por qué razón tal o cual prelado ha podido lanzarse en una declaración tan evidentemente contraria al Catecismo? ¿Por qué tal decisión del Papa encuentra una oposición tan fuerte en los medios eclesiásticos? Esas preguntas no provienen de aquellos que han hecho profesión de oponerse a la Iglesia. Al contrario, dichas preguntas manifiestan una fidelidad intacta pero también una herida abierta. Por esta razón hemos decidido realizar una encuesta, por el honor del Papa y la defensa de la fe de los fieles, con el fin de saber quiénes son esos “lobos” que mencionaba Benedicto XVI en la homilía de su entronización, cuando pidió que oraran por él.


Conforme avanza el pontificado de Benedicto XVI, se muestra su voluntad de restablecer con prudencia y tenacidad el orden de una Iglesia conmocionada en todas sus partes desde hace casi medio siglo.


Restablecer el orden, ¿principalmente en qué aspectos? Para mañana, muchos esperan una “reforma de la reforma” litúrgica, que anuncie la cualidad de las celebraciones pontificias. Enseguida, algunos piensan que podría surgir una “reforma de la reforma” doctrinal en aquellos puntos del Vaticano II que a menudo han dado lugar a una “interpretación de ruptura”. Sin embargo en lo inmediato, es una “reforma de la reforma” política lo que ocurre; los hombres “de ruptura” son aquellos, que han sido reemplazados, unos después que otros, en los puestos de responsabilidad por los hombres “de continuidad” – para utilizar los mismos términos del discurso de Benedicto XVI a la Curia del 22 de diciembre de 2005 – , los prelados en la línea del Papa, teólogos, liturgistas, administradores, especialmente sobre ese tablero tan complejo que constituye la Curia romana. ¿Que no ha sido muy rápido? Hay que tomar en cuenta que poner en vigor la “hermenéutica” del Vaticano II por muy concreta y eficaz que pueda ser, la que van a ejercer en los actos de los hombres nuevos en sintonía con los sacerdotes y los fieles que quieren voltear la página de un periodo desastroso, encuentra dificultades y resistencias extremadamente poderosas y determinadas.


Un viaje simbólico


Para sorpresa de los medios, que en forma poco inteligente anunciaron que el viaje a Francia del Papa “integrista” sería un fracaso, porque no pudieron analizar finamente el alcance de su éxito, Benedicto XVI reunió a su alrededor a un catolicismo nuevo – constituido por sacerdotes “identificados” , por fieles en su mayoría jóvenes, por familias evidentemente muy practicantes – , en el cual la aportación de todas las “fuerzas vivas”, comunidades nuevas, tradicionalismos de todas sensibilidades, escuelas católicas que renacen, escultismo, fue visiblemente mayoritaria. Sin embargo no hay que exagerar la importancia del número – la misa en los Inválidos reunió a sacerdotes y fieles que venían de todas partes de Francia – ni su homogeneidad bastante indecisa, esencialmente carente de pastores diocesanos y locales que le imprimieran un diseño reformador, misionero e inevitablemente político. Pero ese catolicismo con una nueva cara muestra al menos una capacidad de movilización que ya no tienen los otros componentes del cuerpo cristiano, envejecidos y agotados.


Es preciso tener en cuenta el peso de la modernidad de la cual no puede escapar, de la impregnación de un individualismo desolador, de un déficit cultural angustioso, del poder de la tentación “burguesa” que se ejerce sobre él, en los diversos sentidos de ese término – moral, sociológico, ideológico, ¿tendrá la fuerza de comprometerse en un proceso de reforma de la Iglesia, en la acepción tradicional de esa palabra, con las exigencias de un retorno disciplinario, ascético, intelectual, doctrinal, cultural y estético, espiritual?


Una transición tranquila


La transición que Benedicto XVI pretende llevar a cabo para hacer salir a la Iglesia de un estado de “apertura”, es decir de disolución en el mundo (el mundo moderno), y para hacerla encontrar de nuevo un estado de verdadera reforma (d’Ecclesia Semper reformanda), es una transición muy tranquila. Parece, en efecto, al tomar en cuenta el estado del enfermo, que la cura solo puede ser homeopática. ¿Sin embargo, no será muy lenta para lograr resultados? En todo caso, en este momento, ese mismo catolicismo, con sus debilidades y sus expectativas, está perfectamente en fase con el Papa elegido en 2005. Pero esa correspondencia es como un arco eléctrico sobre las cabezas de la mayor parte de las elites eclesiásticas en los puestos, todavía estancadas en los modos de pensar y de ser – o más bien de desaparecer – de una interminable crisis postconciliar.


Inclusive en Roma, está siempre sólidamente instalado un grupo de altos funcionarios eclesiásticos “de ruptura” que son todavía más temibles porque se sienten amenazados y que constituyen una verdadera oposición al Papa. El rápido boceto que voy a realizar pretende solamente llamar la atención que merece sobre una galaxia compleja (también evolutiva) y sobre los mecanismos de obstrucción, de freno y de antagonismo que utiliza. (Continúa…)