miércoles, 30 de septiembre de 2009

Mes del Santo Rosario




La Santa Madre Iglesia dedica especialmente el mes de octubre, al rezo del Santo Rosario. Los Sumos Pontífices, han recomendado vivamente esta práctica de piedad y la han enriquecido con numerosas indulgencias.


Millares de almas, a lo largo de los siglos, han recurrido a la Madre de Dios mediante el Santo Rosario, para implorar su intercesión. Infinidad de testimonios, aseguran los milagros obrados y los favores obtenidos por medio de él.


El Santo Rosario parece llegar al mismo interior del Corazón de la Virgen. No podía ser de otro modo, siendo ella misma la autora de esta oración. Ella en persona, le indicó a Santo Domingo de Guzmán como rezarlo. El Rosario, es fruto de amor del Corazón Inmaculado de María.


El Rosario, es asemejado a una corona de rosas que se ofrece a Nuestra Señora. Es, pues una manera simple de honrarla. En una palabra, es un “regalo” a la Virgen Santísima. Pero visto de otro modo, el Santo Rosario, es un “regalo” de ella, para sus hijos. Es el medio poderoso para implorar el auxilio celestial.


¡Que gran amor el de la Virgen!¡Que bondad inmensa! No solo se contenta con interceder por nosotros, sino que hasta nos indica el mejor medio para rogarle. Por decirlo de algún modo, nuestra Señora, en un acto de inmensa humildad, nos ha revelado “su punto débil”. Los recuerdos de los Misterios de la Vida de su Hijo.


María Santísima, desde su aparición a Santo Domingo de Guzmán, no ha dejado de recomendar el rezo del Santo Rosario. En Lourdes y Fátima, ha vuelto a recordárnoslo. El Rosario es sin duda, aquel remedio que una Madre acongojada brinda a sus hijos enfermos por el pecado.


Recemos pues el Santísimo Rosario, sobre todo durante este mes. Desagraviemos el Corazón de Santa María dolorido por nuestros pecados. Roguemos por la conversión de todos los hombres y por la extirpación de las herejías, que no dejan de afligir a la Iglesia de Jesucristo.



Nichán Eduardo Guiridlian Guarino

domingo, 27 de septiembre de 2009

Fiesta de San Miguel Arcángel



La devoción y el culto a San Miguel, se remontan al Antiguo Testamento, era él el patrono del Templo, de allí que hoy lo sea de la Iglesia Universal.

La fiesta del 8 de mayo, hace memoria de una de las más famosas apariciones del Santo Arcángel, a quien desde los primeros tiempos, los cristianos han invocado con insistencia.
El rito tridentino celebra dos fiestas en su honor, y pide su intercesión en cuatro oportunidades durante la celebración de la Santa Misa. A estas, se agrega, en las Misas rezadas, una oración especial prescrita y redactada por el Papa León XIII.

Sin dudas, que el pueblo fiel conservó entre sus normas de piedad, el invocar al Santo Arcángel, merced a las tantas oportunidades en que la liturgia lo honraba. Después de la reforma del Concilio Vaticano II, el culto a San Miguel se ha ido olvidando.
Es por ello que desde aquí, no dejaremos de insistir y promover esta devoción. Quienes recurrimos a él asiduamente, podemos dar testimonio de haber experimentado su auxilio. No pedir la valiosa intercesión del Defensor de la Iglesia, resulta un verdadero despropósito. Que pena, que tantos sacerdotes olviden instar al pueblo a honrar a San Miguel. En estos tiempos, tan adversos para la Iglesia, él sería un valioso protector contra el maldito, que no deja de hostigar a la Esposa de Cristo. Sería bueno que los martes, al menos, se pidiera la intercesión del Arcángel. La piedad popular ha dedicado ese día de la semana para honrar a los Santos Ángeles.

Para quienes quieran rezar a San Miguel, existen algunas oraciones que pueden ser útiles. La primera y más conocida es el Santae Michael Arcángele, del Papa León XIII, que puede encontrarse en cualquier Misal o devocionario. Otra oración es la que se encuentra en el Ritual Romano, al principio de del rito de exorcismo. También se puede rezar la Coronilla de San Miguel.

Al final de este artículo trascribimos un breve oración en forma de verso, que podrá aprenderse con facilidad y puede ser recitada en cualquier momento y durante las más variadas ocupaciones.

Escribe el Padre Azcárate en su libro La flor de la liturgia: ¨La devoción a los Ángeles, y aún el culto privado a los mismos, son tan antiguos como la Iglesia.
El Arcángel San Miguel, fue el primero y, hasta el siglo IX, casi el único festejado. Mejor dicho sus fiestas eran comunes a todos los Ángeles, como todavía sucede hoy con las existentes. Tal es el carácter de las dos más celebradas hoy: la del 8 de mayo, que recuerda la aparición en el Monte Gárgano, y la del 29 de septiembre, que festeja la dedicación de una iglesia en la Vía Salaria, en Roma. Esta última es la fiesta clásica del Arcángel y la que celebra la iglesia universal, bajo el rito de primera clase.

Preséntasenos San Miguel, en estas fiestas como el Príncipe de la Milicia celestial, glorioso caballero del Altísimo y Defensor de la Iglesia universal, y como Ángel de la plegaria y de la adoración, que monta la guardia delante del altar y quema allí inciensos y perfumes en áureos turíbulos.¨



Bendito seas Miguel,
que con ardor inaudito,
de quien como Dios al grito,
destronaste a Luzbel.
Desde tu alto dosel,
protege a la Iglesia Santa,
que angustiada a ti levanta,
suplicante su clamor.
Hiere a Satán y al error,
que hoy de nuevo se levanta.


Nichán Eduardo Guiridlian Guarino