Estimado Sr. Nichán: Respondiendo a su mail le transcribo el artículo que ACIPrensa subió a las redes el día 27 de abril, en el que recoge no sólo la palabra de Monseñor Eduardo García, Obispo de San Justo, sin también la palabra de otros dos Obispos de nuestro país que están en concordancia con el pensamiento y el actuar de la Conferencia Episcopal Argentina.
Lo saluda cordialmente Norma Foresti - Secretaria Obispado de San Justo y Secretaria Canciller.
"Tres obispos recordaron los motivos que llevaron a la Iglesia en Argentina a suspender temporalmente las Misas públicas por la pandemia del coronavirus, lamentando que estos no sean comprendidos por algunos fieles que en redes sociales exigen que se reabran las iglesias bajo la consigna “Devuélvannos la Misa”.
Luego que el Gobierno decretó cuarentena obligatoria para evitar contagios de coronavirus, el 19 de marzo la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) alentó el distanciamiento social, incentivando el uso de herramientas digitales para generar una cercanía espiritual.
La semana pasada la CEA informó que mantiene conversaciones con las autoridades para lograr una apertura gradual de las iglesias y celebrar Misas en ellas, tomando las medidas de seguridad sanitarias. Sin embargo, el Gobierno ha respondido que aún evalúa la situación.
En este contexto algunos fieles han lanzado en varios países una campaña para que vuelvan a celebrar las Eucaristías públicas con la frase “Devuélvannos la Misa”.
En un video mensaje, el Obispo de San Francisco (Argentina) Mons. Sergio Buenanueva, consideró que es un pedido “muy sincero” y que “tiene aspectos legítimos”, pero ya el imperativo “¡Devuélvannos la Misa!” es una expresión “poco feliz” porque “estaría dando pie a que esta decisión, no sólo sería incorrecta, sino que obedecería a una voluntad no del todo recta, de quitarle al pueblo de Dios algo indebidamente”.
En ese sentido, aseguró que “la decisión de suspender el culto público” “ha sido dificilísima” y “absolutamente dolorosa para todos para los Obispos, para los sacerdotes”.
“No estamos cómodamente apoltronados detrás de una cámara”, expresó en referencia a las transmisiones online de las Eucaristías. “Es una hermosísima posibilidad que nos está abriendo límites insospechados pero tiene un límite muy grande”, “necesitamos reunirnos para celebrar la Eucaristía”, reconoció.
Mons. Buenanueva explicó que la decisión se tomó porque la “legítimaautoridad lo ha mandado” y “somos ciudadanos responsables” y representantes de una comunidad diocesana.
Además, expresó, la decisión tiene “un fundamento que abreva en el Evangelio y en un valor fundamental del Evangelio”.
“No hemos tomado esta decisión ni por cobardía, ni por miedo y menos aun por falta de fe. Ha sido una decisión pastoral, fruto de un acto de gobierno que supone un discernimiento espiritual muy serio”, sostuvo.
“¿Ustedes han sopesado, realmente, la razón de fondo que hemos tenido los pastores para tomar esta dolorosa decisión?”, interpeló a quienes grabaron el mensaje.Esa razón es cuidar la vida de personas, más vulnerables, en riesgo real de contagio de un virus que puede llegar a ser muy grave, hasta el punto de suponer la muerte de quien se contagia. Cuidar la vida, salvar la vida, toda vida vale. Es una razón de fondo, no es una cuestión peregrina. Hay que sopesar esto. Me parece que se pasa rápidamente por encima de ella”, reflexionó.
Mons. Buenanueva aseguró que todos sienten “la ausencia de las celebraciones comunitarias. Apreciamos las celebraciones por streaming aunque sabemos que nunca van a sustituir la liturgia compartida, pero la expresión de caridad evangélica permite que la Palabra siga adelante”.
“Yo lo resumo en una frase: ‘El Espíritu no está en cuarentena y sigue animando a nuestras comunidades. Creo que tienen que ampliar la mirada y ver mejor la gracia que está pasando en nuestras comunidades cristiana”.
Porque “la Eucaristía es fuente y culmen de la vida cristiana. Hay que ver cuánta vida cristiana en este momento está hermosamente desplegándose como respuesta de fe a este desafío que es la cuarentena por el COVID-19”.
“¿Cuál es la voluntad de Dios para nosotros en este momento, qué nos está pidiendo Dios ahora?”, cuestionó el Prelado.
Mons. Buenanueva insistió que “por ahora el culto va a seguir suspendido” y recordó que siguen dialogando con el Gobierno y en el momento que tengan previsto los expertos “bajo condiciones objetivas” se podrá “retomar la vida litúrgica de nuestras comunidades”, concluyó.En esa misma línea, el Obispo Auxiliar de San Juan, Mons. Carlos Domínguez, expresó que “los templos no lo hemos cerrado los obispos. Son las autoridades civiles las que tienen que gestionar este tiempo de cuarentena” para evitar contagios y la propagación del virus. “Los obispos argentinos no le hemos robado la Misa a nadie. La Misa no nos la ha robado nadie” y recordó las gestiones que realiza la Conferencia Episcopal de Argentina ante las autoridades, para que se vuelva paulatinamente la participación de los fieles a la Eucaristía.
Si bien, “no nos podemos acostumbrar a una Iglesia virtual, no podemos acostumbrarnos a esto que es extraordinario”, dijo Mons. Domínguez, “mientras tanto, como dice la palabra de Dios tenemos que obedecer”.
A su turno, el Obispo de San Justo, Mons. Eduardo García, manifestó que “lo que define a un cristiano no es el ser virtuoso u observante, sino el vivir confiando en un Dios cercano por el que se siente amado sin condiciones y que prometió su presencia siempre”.
“Con esta certeza, hoy más que nunca, la Iglesia y los cristianos tenemos que dar el testimonio de entrega generosa por amor al que más sufre, creando ambientes de calma, servicio y esperanza”, agregó.
“Creo firmemente en el Señor presente en la Eucaristía, centro y culmen de la vida cristiana, pero desde una comunidad que celebra y toma la fuerza para vivir jugándose por la vida de los demás, no como un self service de la gracia o un Redoxon de la vida espiritual”, aseguró Mons. García.
“De muy poco servirá la reapertura gradual de los templos si no hay una reapertura radical de la Iglesia de cara a la realidad, sin ombliguismos seudo religiosos de autocomplacencia”, aseguró.
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