El 13 de junio de 1917, los tres pastorcitos de Fátima vieron a Nuestra Señora, quien sostenía su Corazón traspasado y tachonado de espinas con su mano derecha; y María Santísima le dijo a Lucía: "Jesús quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado".
El 13 de julio, la Reina del Cielo les dijo: "...Si se hace lo que voy a decirles, muchas almas se salvarán...Vendré a pedir la comunión reparadora de los primeros sábados".
En línea recta con las apariciones de Fátima, la promesa de Nuestra Señora se cumplió el 10 de diciembre de 1925 en Pontevedra, donde Lucía era por ese entonces una joven postulante a la vida religiosa. Por humildad, escribió su testimonio en 1927, en tercera persona: "El 10 de diciembre de 1925, la Santísima Virgen se le apareció, y al lado de Ella, llevado por una nube luminosa, el Niño Jesús. La Santísima Virgen puso la mano sobre su espalda y le mostró, al mismo tiempo, un Corazón rodeado de espinas que tenía en la otra mano. En el mismo momento, el Niño le dijo: "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre, rodeado de espinas que los hombres ingratos le clavan en todo momento, sin que haya nadie que quiera hacer un acto de reparación con el fin de retirarlas".
Luego, la Santísima Virgen le dijo: "Mira, hija mía, mi Corazón traspasado de espinas que los hombres ingratos me clavan a cada instante con sus blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos procura consolarme y di que a todos aquellos que, durante cinco meses, el primer sábado se confiesen, reciban la santa comunión, recen el rosario y me hagan compañía durante quince minutos meditando los quince misterios del rosario con espíritu de reparación, yo prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas".
Remarquemos bien que no es Lucía quien inventó esta devoción, sino que fue Nuestra Señora misma quien nos la dio. ¿Quién mejor que Ella misma podría enseñarnos a consolarla? Entonces, esta es una devoción para tomar muy en serio.
La mayoría del tiempo la ignorancia es la que, desgraciadamente, aleja las almas de esta práctica tan profundamente católica, que nos viene directamente desde el cielo para hacernos volver hacia él. Y entre aquellos que la conocen, ¿cuántos saben cuán fácilmente es realizable?
La Confesión: Puede hacerse por anticipado (por ejemplo, el domingo precedente) o aún por más de 8 días antes, en caso de dificultad para confesarse el primer sábado. Y los que hubieran olvidado esta intención, "podrán formularla en la confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tengan para confesarse" ( de la aparición de Nuestro Señor a Lucía del 15 de febrero de 1926).
La Comunión: Por supuesto que debe ser efectuada en estado de gracia, y "será aceptada el domingo que sigue al primer sábado cuando mis sacerdotes, por los más justos motivos, se lo permitan a las almas" (de la aparición de Nuestro Señor a Lucía, en la noche del 29 al 30 de mayo de 1930). También esta comunión debe hacerse con espíritu de reparación por las ofensas que sufre el Corazón Inmaculado de María.
El rezo del Rosario: Por justos motivos, puede ser igualmente recitado el domingo, siempre con espíritu de reparación...¿pero acaso no lo rezamos todos los días?
Los quince minutos de meditación sobre los quince misterios del Rosario: No hay que confundirlos con el Rosario. Sor Lucía escribe: " es hacer compañía a Nuestra Señora durante quince minutos, meditando los misterios del Rosario". Se pueden elegir algunos de entre los misterios (no se trata de quince minutos por cada misterio). Por justos motivos, esto puede hacerse el domingo, con espíritu de reparación.
Puede notarse lo importante y necesaria que es la intención reparadora...Sor Lucía le preguntó a Nuestro Señor: "¿Por qué cinco sábados?" (29 al 30 de mayo de 1930). Su respuesta gira en torno a la naturaleza de estas espinas que los hombres ingratos clavan en el Corazón de su Madre, y nos ayuda a tener compasión de sus dolores.
Hay cinco especies de ofensas y de blasfemias que se profieren en contra del Corazón Inmaculado de María:
1- Las blasfemias contra la Inmaculada Concepción,
2- Las blasfemias contra su virginidad,
3- Las blasfemias contra su Maternidad Divina, y a la vez el rechazo en reconocerla como Madre de los hombres,
4- Las blasfemias de aquellos que públicamente tratan de instalar en el corazón de los niños la indiferencia, el desprecio, o hasta el odio hacia esta Madre Inmaculada,
5- Las ofensas de aquellos que la ultrajan directamente en sus santas imágenes...
¡Hágase apóstol de la actualísima "devoción de los cinco sábados"!
Tomado de "Cruzada del Rosario"
No hay comentarios:
Publicar un comentario